La crisis del argán : Sequía y éxodo rural amenazan el oro líquido de Marruecos

Sylvanus
La crisis del argán : Sequía y éxodo rural amenazan el oro líquido de Marruecos

Se acabó la época en la que el argán daba gloria a Marruecos, hacía soñar a muchas jóvenes marroquíes y daba de comer a numerosas familias.

En Marruecos, la cadena de valor del argán se encuentra en malas condiciones debido a la sequía y el éxodo rural. "Antes, había tantos frutos que los dejábamos, no podíamos recogerlos todos", explica Aïcha, una marroquí de 67 años que vive cerca del pueblo marroquí de Azrarag, a unos treinta kilómetros al este de Agadir, acompañada de otras dos sexagenarias, Zohra y Fadna. Esta viuda y sus dos amigas trabajan para la cooperativa local de Tamaynoute desde su creación en 2004. Solían recoger simplemente las nueces de argán caídas al pie de los troncos. "Normalmente, sólo tenemos que recogerlas", explica Aïcha. "Pero este año, casi no hay nada. Así que intentamos forzarlas a desprenderse".

Después de unas horas de trabajo, Aïcha, Zohra y Fadna emprenden el camino de vuelta. Cada una de ellas lleva en la cabeza una cesta apenas llena. "Antes, había tantos frutos que los dejábamos, no podíamos recogerlos todos", explica Aïcha. "Pero ahora, se acabó. Ya hemos pasado por épocas difíciles, pero esto empieza a ser complicado para mí, porque es mi única fuente de ingresos. Gracias a Dios, mi hijo es fontanero eventual".

El argán conoció sus años de gloria desde finales de los años 90. Marruecos asegura la inmensa mayoría de la producción mundial de aceite de argán, entre 4.000 y 6.000 toneladas anuales, de las cuales exporta casi la mitad. Hoy en día, el reino se enfrenta desde hace siete años a una terrible sequía.

El argán, que resiste a los fuertes calores y es poco exigente en agua, sufre por la falta prolongada de agua. "Cada año, la superficie ocupada por los arganeros (830.000 hectáreas en la actualidad) disminuye, afectada no sólo por la disminución de las precipitaciones (un 20% menos que hace treinta años), sino también por el avance del desierto que se come las tierras cultivables, el sobrepastoreo y el crecimiento de las ciudades", se resume. La escasa cosecha conlleva una caída de la producción de aceite de argán, lo que a su vez dispara los precios de este tesoro de Marruecos muy demandado en la industria de la belleza por su riqueza en ácidos grasos esenciales como los omega-6, en vitamina E y polifenoles. El consumo de este aceite también es muy beneficioso para la salud.

En el zoco de Essaouira, el aceite que fluye de los molinos de piedra se vende a unos 500 dírhams el litro, es decir, unos 50 euros. El producto se vende al mismo precio en el zoco que en el supermercado debido a su carácter "ético". En comparación con 2019, este precio es muy elevado. El litro de aceite de argán costaba 25 euros ese año. Este aumento hace que el precioso líquido sea escaso en los hogares. "Este ingrediente aporta un sabor a avellana que se mezcla bien y no domina los demás aromas. Pero está desapareciendo de nuestras cocinas. Cuando era pequeña, fabricaba mi propio aceite con mi abuela en el campo", confirma Souad el-Ezzahidy, de 36 años. Cocina seis noches a la semana en La Table Madada, uno de los mayores restaurantes de Essaouira.

Además de la sequía, el éxodo rural también está en el origen de las dificultades que atraviesa la cadena de valor del argán. A diferencia de sus madres, los más jóvenes se alejan del argán y "buscan un futuro en las grandes ciudades de la costa, en Agadir, Essaouira o Rabat, la capital, donde a menudo trabajan en hoteles o restaurantes, o como empleadas domésticas". Una situación difícil para las 50.000 mujeres marroquíes que viven directamente de los ingresos generados por la cadena de valor. El gobierno marroquí apuesta, entre otras cosas, por la plantación de 50.000 árboles en los próximos cinco años para reactivar la cadena de valor.