Marruecos : La nueva ficha clave en el tablero geoeconómico entre China y Occidente

Said
Marruecos : La nueva ficha clave en el tablero geoeconómico entre China y Occidente

La visita sorpresa de Xi Jinping a Marruecos en noviembre pasado, al margen de la cumbre del G20 en Brasil, ha dado mucho de qué hablar. Más que una simple escala diplomática, este desplazamiento ilustra la creciente importancia del reino en la estrategia china de dominio del mercado de vehículos eléctricos. Un desafío importante mientras China se prepara para enfrentar el posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y una intensificación de las tensiones comerciales con Occidente.

Europa y Estados Unidos, preocupados por reducir su dependencia de Pekín, multiplican las medidas proteccionistas. El Pacto Verde Europeo y la "autonomía estratégica abierta" tienen como objetivo fortalecer las cadenas de suministro europeas, mientras que la Ley de Reducción de la Inflación estadounidense fomenta la relocalización de industrias estratégicas, especialmente en el sector de los vehículos eléctricos y las baterías, según un análisis del think tank Chatham House. Ante estos obstáculos, China busca nuevos mercados y Marruecos, con sus innegables ventajas, parece ser el indicado.

En efecto, el reino dispone del 72% de las reservas mundiales de fosfato, un mineral esencial para la fabricación de baterías de litio-hierro-fosfato (LFP), más económicas y seguras que las baterías de iones de litio NMC. Además, su privilegiada posición geográfica, en el cruce de los mercados europeo, africano y americano, lo convierte en un hub logístico ideal. Sumado a ello, sus modernas infraestructuras, mano de obra calificada y barata, y un entorno político estable, lo convierten en un terreno fértil para las inversiones extranjeras.

China lo ha entendido bien y multiplica las iniciativas en Marruecos. En junio de 2023, se firmó un protocolo de acuerdo de 6,4 mil millones de dólares con Guchen Hi-tech para la construcción de una gigafábrica de baterías cerca de Rabat, la más grande de África. Pekín también invierte masivamente en infraestructura de transporte, especialmente ferroviaria, con la participación de la China Overseas Engineering Corporation (Covec) en la construcción de la línea de alta velocidad Kenitra-Marrakech.

Para Marruecos, esta cooperación sino-marroquí es una bendición. Le permite desarrollar su industria, modernizar sus infraestructuras y afirmarse como un actor clave del comercio internacional. Rabat también ve en esta asociación una forma de diversificar sus alianzas y ganar independencia con respecto a Francia, su socio histórico.

Sin embargo, el reino alauí camina sobre huevos. Acercarse a China corre el riesgo de molestar a Occidente y exponerlo a represalias comerciales. La administración Biden ya ha mencionado la posibilidad de restringir las importaciones de vehículos eléctricos chinos, independientemente de su origen, por razones de seguridad de los datos. Marruecos podría así encontrarse, a su pesar, en el centro de una guerra comercial entre las grandes potencias.

Consciente de estos desafíos, Rabat juega la carta de la prudencia. El reino privilegia un enfoque bilateral y transaccional con Pekín y duda en unirse a iniciativas multilaterales chinas, como los BRICS. El objetivo es claro : aprovechar las oportunidades que ofrece China sin enemistarse con Occidente. Un delicado ejercicio de equilibrismo que podría convertir a Marruecos en un caso de estudio para los países del Sur que deseen navegar en un mundo multipolar cada vez más complejo.