De Ginebra a Marruecos : La emprendedora del té que cambió su vida por un riad

Véronique Gallais y Abdellah, de origen marroquí, se casaron en 2008 en el ayuntamiento de Eaux-Vives. Después de diecisiete años de vida en Carouge, en la región de Ginebra, la pareja ha decidido este año instalarse en Marruecos, donde dirigen una casa de huéspedes.
La suiza compró en 1994, con el apoyo financiero de un amigo, la tienda de té Betjeman & Barton en Carouge. "El comienzo de una aventura de treinta años. Creo que lo que me hizo amar este universo es que el té siempre es una invitación a viajar. Poco a poco, me convertí, a mi pesar, en una experta en este campo, que no era tan popular como hoy. Comencé las catas de grandes cosechas, las combinaciones de alimentos y tés, colaboré con la Escuela de Vinos de Changins. A mi alrededor, he reunido a un equipo de apasionados, entre ellos mi querida Marie, que comenzó a trabajar conmigo cuando tenía solo 19 años", cuenta Véronique al diario La Tribune de Genève.
Pero un encuentro en Marruecos cambiará el curso de su vida. "En 2007, y después de trece años dedicados por completo a la tienda, decido ir de vacaciones a Marruecos. Llego a la región de Ouarzazate, en el Valle del Drâa, y me enamoro del lugar. Me digo que, pase lo que pase, tendré una casa aquí. Un poco más tarde, conozco a Abdellah, que nació en las montañas cercanas. Tengo 40 años, vendo té en Suiza y tengo una estatua de Buda en mi apartamento. Él tiene seis años menos que yo, viene de una familia de ocho hijos y es musulmán", explica.
La suiza no olvida su proyecto de instalarse un día en Marruecos. Mientras gestiona su tienda de té, se dedica a rehabilitar una antigua casa de adobe en Marruecos, precisamente en el pueblo natal de Abdellah, que se ha convertido en su marido desde 2008. "Mientras trabajamos los dos en Carouge, gestionamos las obras y sus vicisitudes a distancia. En mi cabeza, sé exactamente lo que quiero, desde la apariencia del edificio hasta el color de las telas, pasando por el más mínimo objeto. Después de doce años de obras, nuestra casbah abrió sus puertas en octubre de 2019 con euforia, para cerrarlas a principios de 2020 en la más horrible incertidumbre debido al Covid", relata.
Después de la reapertura del establecimiento en octubre de 2022, la pareja ha decidido dejarlo todo en Ginebra para instalarse en Marruecos. El 22 de marzo de 2025, Véronique cede su tienda de té a Marie "para vivir esta tercera fase de mi vida en Marruecos". "Es con la mente tranquila que he entregado las llaves a Marie. Mi vida cotidiana ahora es una casa de tierra ocre en el corazón de este magnífico valle. Es esta luz vibrante. Es este silencio. Y si sigo sirviendo té, es en versión mentolada y muy azucarada. Pero siempre para dar la bienvenida".
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