Brutal tortura familiar en Val-d’Oise : Padre marroquí enfrenta juicio por años de violencia extrema

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Brutal tortura familiar en Val-d'Oise : Padre marroquí enfrenta juicio por años de violencia extrema

Acusado de violencia y tortura a sus hijos, Saïd A., un marroquí de 44 años, se encuentra desde el lunes ante la corte de asises de Val-d’Oise para responder por sus actos. Su perfil psicológico parece preocupante.

El padre de familia está acusado de violencia y actos de barbarie contra sus tres hijos, de 9 a 14 años en el momento de los hechos, y contra su esposa. Los hechos ocurrieron entre 2016 y 2020 en Bouffémont, en uno de los apartamentos de la residencia de Hauts-Champs. Además de golpearlos regularmente, el marroquí disfrutaba untando el cuerpo de sus dos hijos, de su hija mayor y el de su madre con sus excrementos, informa Le Parisien.

Durante la audiencia del martes, segundo día de su juicio, la psicóloga que declaró en la barra describió a un hombre con un discurso "aséptico", que presenta "muchos prejuicios culturales, especialmente sobre la mujer" y una "incapacidad para cuestionarse a sí mismo". La experta también planteó la hipótesis de "una personalidad patológica de tipo paranoico con arreglos perversos. Alguien que tiene poca empatía, una hipertrofia del yo. Tiene una imagen muy positiva de sí mismo con una necesidad de rebajar al otro".

La psicóloga también señaló una banalización de la violencia por parte de Saïd, quien justifica sus actos "por la calidad de su educación". "No quise hacer daño a mis hijos. Es solo para educarlos", le confesó durante sus intercambios. Ella ve al acusado como un padre "incapaz de identificar un dolor moral en sus hijos", un "sádico" que "disfruta dominando, haciendo daño. Un placer en ver sufrir al otro".

"A lo largo de la entrevista, no mostró ninguna emoción", observa además la experta en la barra. Nacido de un padre albañil en Marruecos, Saïd A. recibió de este una educación muy estricta, hasta el punto de que a la edad de la adolescencia era reservado y poco sociable, según las palabras de un amigo. Aprende el oficio de carpintero, pero luego se convierte en granjero en una granja lechera. Después de casarse en 2004, llega a Francia al año siguiente y trabaja como albañil como su padre.

Su ex esposa, de 38 años, es acusada de no haber denunciado los hechos. "Creo que está en un estado de pasividad, de gran dependencia afectiva, que puede justificar la necesidad de permanecer en una estabilidad. No estoy segura de que pudiera decir que su palabra contaba en ese momento. Había una focalización en su propio sufrimiento. Tal vez los niños contaban mucho menos entonces". Los niños deben ser escuchados este viernes.