Tensiones en el Magreb : Marruecos y Argelia al borde de un conflicto armado

"Los peligros crecientes son el resultado de una confluencia de factores. En primer lugar, el fortalecimiento militar de ambos lados ha seguido aumentando las tensiones. En segundo lugar, la creciente afirmación diplomática de Argelia le permitirá hacerse oír más en los asuntos internacionales. En tercer lugar, sobre el terreno, la voluntad de Marruecos de utilizar ataques de drones para eliminar a los miembros del Frente Polisario podría precipitar una escalada", explica Francisco Serrano en un artículo publicado en el sitio web de la organización Middle East Institute. Según él, una Argelia más activa planteará nuevos desafíos a Marruecos en los próximos meses.

"Durante años, el régimen argelino se ha visto obstaculizado por debilidades en el interior del país y ha tenido una influencia limitada en el extranjero. Pero recientemente, Argelia ha visto mejorar sus posiciones internas y externas. Después de sufrir una ola de protestas populares a nivel nacional en 2019-21, el régimen autocrático dirigido por el ejército ha logrado contener la disidencia, recurriendo a la represión y aprovechando las restricciones impuestas por la Covid-19", analiza el periodista. La próxima acción que emprenderá Argel el próximo año es volver a poner la cuestión del Sáhara Occidental en la agenda de la ONU. "Argelia también quiere presionar para una reforma más amplia del Consejo de Seguridad a fin de aumentar el peso de los Estados africanos dentro del órgano, así como el del Sur en general. Esto le permitirá reforzar sus alianzas e inducir más fácilmente a otros países a adherirse a su visión de una solución política para el Sáhara Occidental a través de la autodeterminación", informa el analista.

Sin embargo, Francisco Serrano cree que "será difícil para Argelia trastornar el statu quo que Marruecos ha establecido sobre el terreno. Pero el simple hecho de intentarlo aumentará las fricciones entre los dos vecinos. En cualquier momento, Argelia intentará contrarrestar la estrategia de Marruecos de extender el control de facto en el Sáhara Occidental, retrasando una resolución política, al tiempo que refuerza el apoyo internacional a sus reivindicaciones de soberanía". Y añade : "Todo esto augura peligros crecientes. La posibilidad de un conflicto abierto entre los dos vecinos es baja. Ni Argel ni Rabat sacarían gran provecho de una guerra. Más allá de los recursos necesarios que implicaría, el enfrentamiento debilitaría la posición de cada régimen ante su propio pueblo".