Nuevo dinosaurio marroquí desafía teorías de aislamiento continental en el Cretácico

Hace aproximadamente 66 millones de años, la fragmentación del supercontinente de Pangea había creado masas terrestres aisladas, que se suponía albergaban faunas distintas. La presencia de este tipo de dinosaurio, normalmente asociado al hemisferio norte, en suelo africano, cuestiona la idea de un aislamiento total de las especies.

Este hallazgo en los yacimientos de fosfato de la cuenca de Oulad Abdoun no es un caso aislado. Es el tercer dinosaurio de la tribu Arenysaurini descubierto en la región, después de Ajnabia odysseus y Minqaria bata. El descubrimiento del primero, Ajnabia, ya había indicado que, "a pesar del aislamiento por los océanos, los hadrosáuridos lograron dispersarse en África a finales del Cretácico", como señalan los investigadores. La llegada de Taleta taleta confirma la existencia de un patrón de dispersión desde Europa.

Además, estas tres especies africanas presentan importantes diferencias morfológicas, especialmente en sus mandíbulas y dientes. Esta diversidad indica que, una vez llegados a África, estos dinosaurios se adaptaron para explotar diferentes nichos ecológicos sin entrar en competencia. Los científicos califican este fenómeno como "radiación adaptativa inducida por la dispersión, ya que los lambeosaurinos se diversificaron rápidamente para ocupar nuevos nichos después de su dispersión desde Europa hacia el norte de África".

Esta expansión y diversificación en el continente africano contrasta con la situación de sus parientes de América del Norte. De hecho, los paleontólogos observan que "esta radiación africana coincidió con el declive de los lambeosaurinos en América del Norte". Esta dinámica divergente muestra que la evolución de los dinosaurios no era un fenómeno global uniforme, sino que seguía trayectorias regionales distintas.