Mohamed VI exige un "despertar nacional" ante la brecha social en Marruecos

Marruecos, subrayó el monarca, ha logrado avances innegables, fruto de una "visión a largo plazo" y de un clima de estabilidad. La economía nacional ha sabido mantener el rumbo a pesar de las crisis internacionales y los años de sequía. El país está experimentando un "renacimiento industrial sin precedentes", con exportaciones que se han más que duplicado desde 2014, impulsadas por sectores punteros como la automoción, la aeronáutica o las energías renovables. Gracias a sus modernas infraestructuras, como la anunciada ampliación de la Línea de Alta Velocidad hasta Marrakech, el reino se ha consolidado como una tierra de inversión atractiva, vinculada por acuerdos de libre comercio a más de tres mil millones de consumidores.

Sin embargo, detrás de este alentador panorama económico se esconde una realidad más contrastada. Si bien Marruecos ha superado este año el umbral del "desarrollo humano elevado" según el Índice de Desarrollo Humano y ha visto caer su tasa de pobreza multidimensional del 11,9% en 2014 al 6,8% en 2024, el soberano se negó a caer en la autocomplacencia. Lamentó que "algunas zonas, sobre todo en el medio rural, todavía sufren formas de pobreza y precariedad". Yendo al grano, recalcó que esta situación no refleja en absoluto su visión para el país, pronunciando una frase que marcó el tono del discurso : "No hay lugar, ni hoy ni mañana, para un Marruecos que avance a dos velocidades".

Para colmar esta brecha, el rey llamó a un cambio de paradigma, invitando al gobierno a abandonar los "esquemas clásicos" en favor de un enfoque centrado en el "desarrollo territorial integrado". El objetivo es claro : hacer que los frutos del progreso beneficien a todos, dondequiera que vivan. Se han definido cuatro ejes prioritarios : promover el empleo valorando el potencial de cada región, reforzar los servicios sociales básicos como la educación y la salud, adoptar una gestión sostenible del agua frente al estrés hídrico y, por último, lanzar proyectos de actualización territorial en consonancia con los grandes proyectos nacionales.

En el frente político interno, a menos de un año de las próximas elecciones legislativas, el monarca insistió en la necesidad de preparar un nuevo Código Electoral General, solicitando que se apruebe antes de fin de año. Se lanzarán consultas políticas a tal efecto con los diferentes actores para asegurar una "preparación prudente" de los comicios.

El discurso también estuvo marcado por una mano tendida, una vez más, hacia Argelia. Calificando al pueblo vecino de "pueblo hermano", el rey recordó los "lazos humanos e históricos seculares" que unen a las dos naciones. "He tendido constantemente la mano hacia nuestros Hermanos en Argelia", declaró, reiterando la disposición de Marruecos a un "diálogo franco y responsable". En cuanto a la cuestión del Sáhara marroquí, se congratuló del creciente apoyo internacional a la propuesta de autonomía, saludando las recientes posiciones del Reino Unido y Portugal. Reafirmó su compromiso con una solución consensual "donde no habrá ni vencedores ni vencidos".