Abdel Alaoui revoluciona París con Choukran : sabores marroquíes en el corazón de la capital francesa

Sylvanus
Abdel Alaoui revoluciona París con Choukran : sabores marroquíes en el corazón de la capital francesa

El chef y restaurador marroquí Abdel Alaoui, conocido por el público en general por su papel de comentarista en el programa C A Vous, celebra diariamente la gastronomía marroquí en su nuevo restaurante parisino.

Después de Yemma, las famosas cantinas, Abdel Alaoui abre el restaurante Choukran en el 9º distrito de París, a dos pasos de la estación de Saint-Lazare. La decoración del establecimiento remite a Marrakech : el mismo decorado que el de la cabaña del guardián de La Mamounia, se exhiben en las paredes fotografías del fotógrafo marroquí Hassan Hajjaj cubiertas de lemas como "Mejor tener sémola que enfado" o las famosas "placas humorísticas" como las que se pegan por todas partes en los zocos.

En Choukran se sirven comidas marroquíes. Abdel Alaoui utiliza al máximo las recetas inspiradas en su madre, pero también el know-how a la manera de Chez Lamine, una institución de Marrakech. Ofrece su famoso Kazdal, una gran crepe msemmen típicamente marroquí rellena de carne (pollo, merguez o kefta), de una ensalada de pepino con flor de azahar y una mezcla de hierbas y col roja, una "salsa mágica", cúrcuma y limón. También ofrece un "bledwich", cuya base "es una brioche perfumada con flor de azahar, sobre la que se ponen semillas de comino negro. Normalmente es redonda, pero aquí la hemos hecho alargada para dar la impresión de un perrito caliente", explica el chef marroquí. Todo ello relleno con carne de ternera preparada a la manera de la tanjia.

"La particularidad histórica de este plato es que sólo lo preparan los hombres. Pasaban por el carnicero con un gran tarro de barro en el camino al hammam. Dentro ponían ternera, especias, limón, azafrán. Al llegar, le daban la olla al guardián que la calentaba en el fuego durante todo el tiempo que duraba su hammam. Y listo, cuando salían el plato estaba cocido. Volvían a casa diciendo : ’¡He preparado la comida !’ Pero en realidad no habían hecho nada...", bromea Abdel Alaoui con Jeune Afrique.