Viñedos marroquíes : Innovación y resistencia frente al cambio climático

Frente al desafío del calentamiento global que azota a Marruecos, los viticultores rivalizan con ingenio para proteger sus viñedos. Estos guardianes de la uva, enfrentados a los embates del chergui, este viento del Sáhara, experimentan nuevas técnicas para preservar sus preciadas vides.
La finca de La Zouina, dirigida por Christophe Gribelin y asesorada por Vincent Hudon, es un ejemplo de esta lucha, con sus innovaciones en viticultura en las laderas del Atlas. Pero la batalla es ardua, ya que las condiciones climáticas han evolucionado hasta reforzar los fenómenos extremos como el granizo, antes más benignos, según informa el sitio web especializado vitisphere.com.
El riego por goteo es una práctica extendida en los viñedos marroquíes, un legado indispensable frente a la dureza del clima. Pero no es todo. Para contrarrestar los efectos devastadores del chergui, Gribelin ha erigido setos protectores alrededor de sus viñas. Pero estos muros verdes luchan a su vez por su supervivencia, ya que sus necesidades hídricas rivalizan con las de las vides que deben proteger.
Los cultivos de cobertura, otra estrategia adoptada, presentan a la vez promesas y desafíos. Al sembrar cebada y habas entre las hileras, Gribelin busca proteger el suelo, aunque esta técnica a veces tenga consecuencias inesperadas, como la reverberación de los rayos solares, perjudicial para los racimos. Ante un futuro incierto, la idea de replantar a altitudes más elevadas va tomando forma, con una preferencia por variedades más resistentes a la sequía, como la syrah, el cariñena y, de manera sorprendente, el chardonnay.
Más al sur, el panorama es aún más sombrío. Charles Mélia, fundador de la finca del Valle de Argán, soporta condiciones cada vez más extremas, con una pluviometría que ha caído dramáticamente y temperaturas que alcanzan cotas elevadas. Innovador, cultiva sus viñas a ras de suelo y experimenta asociaciones de plantas para dar sombra a las uvas. A pesar de estos esfuerzos, la sequía azota con fuerza, agotando los pozos y reduciendo drásticamente su cosecha, lo que le empuja a diversificar su actividad hacia el enoturismo.
Sin embargo, en esta atmósfera casi apocalíptica, el ingenio humano brilla. Mamoun Belcaid, productor en Nzalat Laadam, ha desplegado redes de sombra sobre sus viñas, una iniciativa que no solo protege las plantas, sino que también reduce su consumo de agua. A pesar de temperaturas cercanas a los 50 °C, su cosecha no ha disminuido. Pero más allá de estas victorias individuales, el chergui sigue siendo un adversario formidable, reduciendo los rendimientos de manera espectacular y recordando a los viticultores su lucha casi diaria.
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