Reencuentro milagroso : Mujer secuestrada al nacer halla a su familia en Marruecos tras 45 años

Said
Reencuentro milagroso : Mujer secuestrada al nacer halla a su familia en Marruecos tras 45 años

Khadija Ghanima, de 45 años, vive un cuento de hadas real, teñido de un pasado doloroso. Después de crecer pensando que era una niña adoptada, esta belgo-marroquí descubrió el verano pasado una verdad conmovedora : fue secuestrada al nacer en el hospital de Rabat. Sus padres biológicos, por su parte, creyeron durante 45 años que su pequeña hija, Samira, había fallecido unos días después de nacer.

Khadija, que vive en Wilrijk (Amberes) con sus dos hijas, Fatima y Yara, pensaba tener una infancia normal en Mohammedia, informa Nieuwsblad.be. Adoptada por una pareja amorosa, nunca sintió la necesidad de buscar sus orígenes, hasta que dejó Marruecos a los 18 años, para instalarse en Amberes después de casarse en 1998. Ella confiesa haber tenido una infancia "increíblemente hermosa". Sus padres adoptivos, fallecidos desde entonces, siempre le ocultaron la verdad sobre sus orígenes. "Afortunadamente no tuvieron que vivir esto, les habría roto el corazón", suspira.

La historia rocambolesca de Khadija comienza en 1979. Su madre biológica, Halima, da a luz a una pequeña Samira, prematura. Colocada en una incubadora, la niña parece estar bien. Pero unos días después, la familia se entera de su fallecimiento. Les explican que el bebé ya ha sido enterrado en el terreno del hospital, una práctica aparentemente común en esa época. Devastados, los padres regresan a casa sin sospechar ni por un segundo la terrible mentira que acaban de recibir.

En realidad, Samira no murió. Fue secuestrada por su tío, Abdelaziz, y vendida a una pareja que anhelaba un hijo. Rebautizada como Khadija, creció ignorando esta tragedia. Fue años más tarde cuando Abdelaziz, carcomido por la culpa, comenzó a sembrar la duda en la mente de la familia Fakir, los padres de Samira. Menciona una llamada de radio de una joven en busca de sus padres, una historia inventada de cabo a rabo para ocultar su terrible secreto.

En junio de 2024, el anciano, presa de los remordimientos, finalmente da indicaciones más precisas a la familia Fakir : su hija viviría en Mohammedia, cerca de una conocida mezquita. La hermana de Khadija se lanza entonces a su búsqueda. Toca de puerta en puerta, interroga a los habitantes, hasta que da con Karima, una antigua amiga de la infancia de Khadija. Karima le habla entonces de su amiga Khadija, que se fue a vivir a Amberes. El impacto es enorme cuando la hermana de Khadija descubre el perfil de Facebook de la belgo-marroquí : el parecido es sorprendente.

El primer contacto entre las dos hermanas está cargado de mucha emoción. "Cuando me preguntó si buscaba a mis padres biológicos, sonó una alarma. Y cuando dijo que creía que éramos hermanas, mi corazón se detuvo", recuerda Khadija. Siguen horas de conversación y una videollamada que confirma la increíble verdad : son hermanas. "Toda mi vida he pensado que era una hija ilegítima que había sido abandonada por mi madre para adopción", relata Khadija, aún conmocionada.

El verano pasado, Khadija voló a Marruecos, impaciente por conocer por fin a su familia biológica. En el aeropuerto de Rabat, la acogida es digna de una escena de película. Sus padres, hermanos y hermanas, tíos y tías, todos están allí para recibirla. El reencuentro es desgarrador. "Mi madre apenas pudo comer durante dos semanas, mi padre lloró casi sin parar", confiesa Khadija. La familia está en shock, devastada por la traición de Abdelaziz, el esposo de la hermana gemela de Halima.

Hoy, Khadija saborea cada momento con su familia reencontrada. "Nos llamamos casi a diario", dice. "Mi madre me llena de regalos, se siente culpable de no haber podido hacer mucho por mí." Se tejen lazos, poco a poco. Khadija llevó en noviembre a su hija Fatima a Marruecos. La familia, por respeto a ella, sigue llamándola por su nombre de adopción. "Aún tenemos tantas cosas que contarnos, tanto tiempo que recuperar", confiesa, con los ojos brillantes de esperanza y el alma en paz.