El reencuentro milagroso : Hermanos marroquíes se abrazan en Lanzarote tras 15 años separados

Mohamed Ihmoudni llegó en barco a Lanzarote en 2008 procedente de Marruecos, cuando tenía solo 8 años. El pasado 15 de octubre, se reencontró en el muelle de Puerto Naos con su hermano pequeño, que se había unido a él desde Agadir.
Mohamed Ihmoudni trabaja como cocinero en el Club Náutico de Arrecife. Al final del día, se convierte en voluntario de la Cruz Roja y ayuda a los nuevos migrantes a su llegada a Lanzarote. Unos días antes del 15 de octubre, su padre en Marruecos le había informado de la desaparición de su hermano pequeño, sospechando que se había embarcado hacia Lanzarote. Mohamed esperaba entonces a ese hermano, a quien finalmente vio entre los migrantes llegados el 15 de octubre a Puerto Naos. "Fue como un sueño hecho realidad", cuenta a La Voz de Lanzarote.
Hace 15 años, Mohamed había salido de Agadir a bordo de una embarcación precaria. "Fue en 2008, tenía ocho años y era la primera vez que veía el océano. Mi familia había pagado 3.500 euros por este viaje", recuerda. Su hermano, por su parte, pagó 4.000 euros por esta travesía marítima. "Cuando imaginé que podría haber tomado un barco, tenía mucho miedo de que muriera en el mar", subraya, recordando su dolorosa experiencia. "Viajar en barco es horrible, vomitas todo el día... No se lo recomiendo a nadie".
Sus padres saltaron de alegría después de enterarse de que su hermano pequeño se había reunido con él, sano y salvo. "Era como si hubieran ganado la lotería". Mohamed no se ve viviendo en ningún otro lugar que no sea Lanzarote, aunque le gustaría volver un día a su ciudad natal. Llegado a la ciudad a los 8 años, continuó sus estudios hasta el bachillerato, antes de empezar a trabajar y ganar dinero. "Tenía que salir del centro para menores, no tenía opción de seguir estudiando. Tuve que hacer cursos de cocina", explica.
Durante su trayectoria, Mohamed no ha dejado de ser víctima de racismo. "En la escuela, sufrí mucho racismo porque era, como se dice, un moro... Durante dos años, me despertaba llorando y me acostaba llorando porque quería ver a mi familia", confiesa. La única vez que pudo jugar al fútbol en un campo, los espectadores lo trataron de "moro de mierda". Hoy en día, Mohamed Ihmoudni gana un salario que le permite pagar su alquiler y enviar un poco de dinero a su familia en Marruecos. Ya ha iniciado los trámites para obtener la nacionalidad española.
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