La persecución LGBTI en Marruecos : el éxodo hacia la libertad en España

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La persecución LGBTI en Marruecos : el éxodo hacia la libertad en España

En Marruecos, los homosexuales o transexuales son rechazados por la sociedad. Nour, de 21 años, cuenta cómo era golpeada a diario en la escuela, en la calle... A los 18 años, se decidió a dejar el reino para solicitar asilo en Melilla. Hoy reside y trabaja en Pamplona (Navarra).

Más allá del carácter penal de la homosexualidad en Marruecos, ya que se considera un delito, los transexuales y homosexuales no son aceptados por su familia, su entorno y en la sociedad marroquí en general. Desde su infancia, son marginados y víctimas de discriminación y violencia debido a su orientación sexual. Este es el caso de Nour, de 21 años, que reside actualmente en Navarra después de haber obtenido asilo. "Existimos. Así somos. Pero no nos aceptan", confesó a Diario de Navarra Nour, que trabaja en la oficina de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Pamplona.

"Recibí golpes e insultos todos los días, en la escuela, en la calle... Y en Marruecos, nadie te protege. La policía me arrestaría incluso si los llamara... Mis padres no me aceptaron, pero creo que intentaban protegerme. Me pidieron que no saliera a la calle maquillada para no sufrir agresiones", detalla. Luego, "los insultos y los ataques se volvieron muy comunes. Había normalizado el dolor".

Nour cuenta que descubrió su diferencia a los 14 años. "A los 15 años, me puse una falda de mi hermana y me maquillé para ir a la escuela. Mis padres me ataron a una silla, me cortaron el cabello y mi hermano me inyectó testosterona. Cuando tenía 16 años, me inscribieron en un gimnasio porque querían que me masculinizara de todas las formas posibles... A los 16 años, tenía la barba y el bigote de un hombre de 40 años", describe el joven. Y continúa : "Marruecos es un infierno para la comunidad LGBTI".

Ahora, Nour disfruta de la vida. "El trabajo de Amaia, la psicóloga de CEAR, ha sido fundamental. Desde mi llegada, ella es mi compañera en mi proceso de curación. Salimos juntos para descubrir el ambiente en Pamplona. Gracias a ella, he adquirido la confianza que necesitaba", asegura el joven, que ha comenzado a estudiar piano y guitarra, a jugar al tenis y está apasionado por la cocina y la lectura. Según el último informe anual de la fiscalía marroquí, las condenas por odio contra la comunidad LGBTI aumentaron un 25% en 2022 en comparación con el año anterior.