Kays Ruiz-Atil : De estrella del PSG a paria del fútbol por sus excesos juveniles

Una anécdota contada por su excompañero del PSG, Ander Herrera, sobre su estilo de vida ha sido suficiente para reavivar la polémica. Herido por la oleada de comentarios llenos de odio, Kays Ruiz-Atil, ahora en la segunda división belga, ha decidido aclarar las cosas.
Lo que no era más que una broma de vestuario, "nos reíamos de ello" en su momento, se ha convertido en un juicio público. "Se ha distorsionado", lamenta el centrocampista. El impacto ha ido más allá de las redes sociales. "Desde que salió, la gente me mira raro por la calle", confiesa. Esta persistente reputación incluso hizo fracasar un traspaso este verano, ya que los clubes pensaban "que sigo siendo como antes", declara a RMC.
El joven no se excusa y reconoce sus errores del pasado. "Tienen razón en lo que han dicho, me equivoqué, pero son cosas que datan de hace cuatro o cinco años". Los viajes en jet privado, la ropa de marca, las fiestas... Lo asume. "Era joven, no quería escuchar a nadie. Hacía lo que me daba la gana". Ni siquiera las advertencias de figuras del vestuario parisino, como la madre de Kylian Mbappé, sirvieron de nada. "Era demasiado joven e inmaduro, no quería entender".
Kays Ruiz-Atil cree que está pagando caro una temprana mediatización que lo ha convertido en un "blanco fácil". Denuncia un trato diferenciado. "Hay gente que ha hecho mucho peor y ahí están, jugando en los campos de fútbol. A mí nunca me dan una segunda oportunidad", suelta, amargado. "Parece que no tengo derecho a equivocarme. Pero todo ser humano tiene derecho a equivocarse. Y hay muchos que se han equivocado, a los que se les ha perdonado. A mí, por desgracia, no se me perdona".
El verdadero punto de inflexión llegó después de su salida del Auxerre en 2023, cuando se quedó sin equipo. Un período en el que estuvo a punto de dejarlo todo. "Llegó un momento en el que me dije que iba a dejarlo", admite. Empujado por su madre, cambió radicalmente de rumbo : se acabaron las salidas, el círculo de amigos se redujo a la familia para "pasar desapercibido".
Es en el Francs Borains, de la Segunda División belga, donde ha encontrado un "buen trampolín" para "volver a saborear el fútbol". Lejos de los focos, ha recuperado el placer de jugar bajo la batuta del entrenador Karim Belhocine. Sometido a una férrea disciplina, participa en las tareas defensivas y se ha transformado físicamente, luciendo "diez kilos de músculo" más.
Hoy, el jugador de 23 años se siente más maduro y sólo tiene un objetivo : recuperar el tiempo perdido. ¿Su sueño ? "Volver allí donde se predecía que estaría" y "ser uno de los mejores jugadores del mundo". En su punto de mira, volver a una gran liga como la Liga o la Bundesliga, y la ambición de vestir la camiseta de la selección de Marruecos. Kays Ruiz-Atil espera que el fútbol le conceda por fin esa segunda oportunidad que tanto anhela.
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