El infierno silencioso : Matrimonio forzado y abuso sexual en Bruselas

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El infierno silencioso : Matrimonio forzado y abuso sexual en Bruselas

Nora, una mujer de 30 años de Bruselas, cuenta haber sufrido violencia sexual y psicológica durante cinco largos años de matrimonio concertado con su primo lejano.

"Tenía 18 años, él 26. Lo conocí después de un viaje entre su hermano mayor y mi padre. Acepté este matrimonio, estaba contenta. Al principio, todo iba bien entre nosotros. Nos casamos en abril de 2013. No habíamos tenido relaciones sexuales antes del matrimonio, como lo prescribe nuestra religión", confesó Nora a La Dernière Heure. Su marido, que no es otro que su primo lejano, tenía prisa por consumar el matrimonio. "Desde la noche de bodas, se mostraba ansioso por tener una relación de inmediato. Yo quería sentirme cómoda primero en la casa de sus padres. El hecho de mostrar mi cuerpo ya era mucho. Pero eso no le bastaba. Volvimos a bajar con la familia. Temía el momento en que se fueran", relata.

Después de que la familia se fue, Nora fue violada por su marido. "Consumía mucho porno y desde nuestra primera relación, usó la fuerza y la agresividad. Intentaba rechazarlo, pero no me lo permitía. Gritaba de dolor y le suplicaba que se detuviera, pero no quería. Lo viví como una violación. A partir de ese momento, empecé a pensar en dejarlo, pero me vigilaba constantemente. No podía salir sin él. Tenía que ponerme en altavoz cuando llamaba", detalla la joven. Cuando se mudaron a Schaerbeek, Nora expresó el deseo de continuar sus estudios de puericultura. Pero su padre la disuadió, considerando que "no era necesario trabajar. En nuestra religión, es el hombre quien provee, quien se hace cargo de todo".

La mujer de Bruselas dice haber vivido luego el horror. Durante semanas, sufrió relaciones sexuales no consentidas, hasta el 17 de mayo de 2013, fecha en la que decidió denunciar por violación. Pero en lugar de apoyarla, su familia la presionó. Su padre exigió que se quedara con su marido. Poco después, descubre que está embarazada. Un embarazo que no deseaba, pero la familia y las autoridades religiosas se oponen. La joven estaba perdida, "Me sentía vacía, pero tenía que aguantar. Sufría de trastornos del sueño, ansiedad. Tenía síntomas depresivos graves, agotamiento general y dificultades respiratorias".

En 2018, Nora, a pesar de las presiones familiares, logra poner fin a este matrimonio. "Era infeliz, en huelga de hambre, mi peso había bajado a 43 kg. Fue la anorexia la que me salvó la vida : me había vuelto incapaz de cuidar a mi hijo de 4 años y mi lactancia terminó con mi segundo bebé de 8 meses en ese momento", declara. La joven decidió demandar a su ex esposo por violencia sexual y violación. "Me he liberado de todas las formas de imposición, incluida la de que no se demanda al padre de los hijos. Lo veo como algo evidente y como mi responsabilidad dictada por mi valentía. Hoy en día, distingo claramente el hecho de que es mi agresor, mi perseguidor y que también es el padre de mis hijos. Hago una clara diferencia entre nuestra historia y el amor incondicional que siento por mis hijos".