La frontera invisible : El drama de familias separadas entre Marruecos y Argelia

La frontera entre Marruecos y Argelia está cerrada desde 1994. Las poblaciones de los dos países vecinos sufren terriblemente esta situación que perdura. Se aferran a la esperanza de una reapertura.
"Rezamos cada día por la reapertura de la frontera, para poder visitar a nuestros seres queridos, como en la época", declara ante Bondy Blog Karim Hejba, un agricultor marroquí. El hombre tiene familia en Argelia, pero no puede visitarla. Y es que la frontera entre los dos países es infranqueable desde 1994.
"Esta franja de tierra es uno de los lugares más marcantes de mi infancia, esta carretera conecta las ciudades de mis padres, de la región de Nador a la de Oujda. Cuando era más joven, me intrigaban esas personas pegadas al teléfono, que saludaban a sus interlocutores al otro lado de la frontera. De hecho, hace años que no veo a mi padre, que reside en Marruecos. Para inmortalizar nuestros reencuentros, le propuse a ’Ba’ que nos llevara hacia el houdoud (la frontera) donde otras familias se reúnen pero permanecen separadas por un profundo foso y alambradas", detalla Farah Rhimi, la autora del artículo.
Otro Karim, teléfono en mano en la frontera marroquí, intenta comunicarse con su "amiga de hace mucho tiempo" que reside en Argelia. "Ella y su familia viven en Orán, pero como yo estoy en Saïdia, ella lo aprovechó y me llamó. Por eso he venido a verla. Yo nací detrás (en Argelia)", añade. Salima, en Marruecos, está muy afectada por este cierre de la frontera. "He venido a ver a la familia. Soy marroquí, pero mi marido es argelino. Nuestros hijos nacieron en Argelia, pero viven conmigo en Marruecos. Desafortunadamente, hoy les es imposible ver a sus tíos y tías. No pudieron asistir al funeral de su abuela fallecida que estaba muy enferma", se indigna.
"Cuando la gente se reencuentra, todo va maravillosamente bien, gracias a Dios. Ayer mismo (martes), un señor vino a hablar con su esposa, su hija, su padre, su madre que viven en Argelia...", testifica Karim Hejba. Y añade : "Somos el pueblo, los asuntos diplomáticos son otra cosa. Vivo aquí, en Saïdia, desde hace cuatro años. A menudo me quedo en Bin-Lajraf. Desde el punto de vista popular, somos hermanos y hermanas". Estas poblaciones claman por la reapertura de la frontera. "Hay mucha esperanza de que se reabra, Insha’Allah. Nosotros estamos destrozados. No sé si lo vamos a conocer, pero lo esperamos, al menos para nuestros hijos".
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