Explotación laboral en viñedos franceses : Marroquí denuncia esclavitud moderna

Sylvanus
Explotación laboral en viñedos franceses : Marroquí denuncia esclavitud moderna

Mientras esperaba una vida mejor al dejar Marruecos para ir a Francia, una marroquí que trabajaba en las viñas fue reducida a la esclavitud. Ayudada por una asociación, ella y otras ocho víctimas presentaron una denuncia contra el propietario de una empresa vinícola.

La desventura de una trabajadora temporal marroquí. Siguiendo los consejos de su primo, que le presentó a un reclutador, llegó a Francia en septiembre de 2022 para trabajar en las viñas con la promesa de recibir un salario mensual de 1.650 euros. Muy pronto, su búsqueda de una vida mejor se convirtió en una pesadilla. Vivía en una cabaña provisional, en el sitio de la cooperativa vinícola en Lamothe-Montravel, un municipio de Dordoña limítrofe con Gironda, por un alquiler de 150 euros al mes. Otros ocho hombres, también contratados como trabajadores temporales, se encontraban en la misma situación. Vivían en otra cabaña. Todos estos trabajadores temporales compartían duchas y baños en pésimas condiciones.

El trabajo de la marroquí de 33 años no se limitaba solo a las viñas. "Además del trabajo en las viñas todo el día en la región de Libourne, Saint-Émilion y Monbazillac, hacía la limpieza en la casa", cuenta a 20minutes. Después de seis meses de trabajo, solo recibió un salario de 1.500 euros. Apoyada por un colectivo de particulares informado de los hechos, abandonó el trabajo en febrero. La asociación de lucha contra las formas graves de explotación "Ruelle" le brindó su apoyo. La treintañera entonces presentó una denuncia junto con otras ocho víctimas. ¿Qué sigue ? Se ha abierto un procedimiento por trata de seres humanos contra las nueve víctimas de este caso, ante la fiscalía de Bergerac.

El empleador acusado de trata ciertamente no se arrepiente. Le "explicó a la treintañera que debía considerarse ’afortunada’ porque no había pagado un derecho de paso para venir a trabajar a Francia". Una práctica bastante común. Algunos "proveedores agrícolas inescrupulosos venden contratos agrícolas a trabajadores migrantes de origen marroquí por 12.000 a 15.000 euros, y los despiden rápidamente después", explica Bénédicte Lavaud-Legendre, abogada, investigadora del CNRS y presidenta de Ruelle.

Además, de los procedimientos judiciales recientes se desprende que las personas que trabajan en las viñas y no son remuneradas son en su mayoría marroquíes y rumanos. "Los marroquíes tienen un fuerte deseo migratorio, a menudo venden tierras para irse y su familia hace sacrificios", detalla Bénédicte Lavaud-Legendre. "Son hombres jóvenes que se van sin lazos familiares, sin hijos, y que pueden tener un oficio en su país de origen, pero prefieren dejarlo para aspirar a una vida mejor en Europa. Los rumanos, por su parte, son a menudo personas sin hogar que no tienen domicilio en Rumanía".