Bruselas : El héroe anónimo que salvó una vida en el atentado revela su impactante historia

Khaled* salvó la vida de un hombre durante el atentado ocurrido en Bruselas el 16 de octubre, que dejó dos muertos. El héroe olvidado ofrece un testimonio desgarrador.
"Eran aproximadamente las 7 de la tarde. Trabajaba en las plantas, en una de las oficinas del edificio. Bajaba en el ascensor al nivel 0 para ir a tirar la basura que había recogido. Era el final de mi jornada. Caminaba hacia la puerta (principal que da al bulevar de Ypres) para salir e irme a casa. [...] La otra, un torniquete ya bloqueado a esa hora, lleva a la plaza Sainctelette", recuerda Khaled, un agente de limpieza de profesión, caminando por el pasillo donde se desarrolló la tragedia el 16 de octubre pasado. Unos minutos después, el terrorista tunecino Abdesalem Lassoued mata a un sueco y sigue disparando varias veces con su arma. "Al principio creí oír un petardo", cuenta el testigo. Ve al atacante perseguir a dos personas, al hincha sueco y a un hombre que empuja un carrito de la compra. Presa del pánico, entran en el edificio por la puerta que se activa con una tarjeta. "Se supone que debe cerrarse. Pero se cierra lentamente si no se empuja, así es como el terrorista también pudo entrar".
"Corremos hacia el interior del edificio. Es entonces cuando oí una segunda detonación. Entonces entendí que no eran simples petardos y que había que ponerse a cubierto de inmediato", prosigue Khaled, que se esconde detrás de un imponente pilar blanco. "Estoy recto, fijo, no me muevo, miro al frente, no en dirección al terrorista que está a mi izquierda, a solo unos metros. Nuestras miradas nunca se cruzan. Pero me digo que seguramente me ha visto. El hombre del carrito está delante de mí y se esconde detrás del marco de los ascensores". El atacante abate fríamente al hincha sueco en la recepción, antes de ser abatido por la policía. "Es horrible saber que esa víctima sueca fue hacia el otro lado de la recepción, donde no había dónde esconderse, donde las puertas hacia las escaleras de emergencia solo se abren con una tarjeta".
"Cuando abrí la puerta, el hombre del carrito, de unos cuarenta años, me siguió. Le dije : suelta tu carrito. ¿Me oyó ? ¿Lo soltó por sí mismo ? Lo cierto es que entramos en el baño, una habitación de unos 4 o 5 metros cuadrados. Cierro la puerta con llave detrás de mí. Me pongo contra la pared, la otra persona se sienta en el inodoro". Khaled se confía a Dios. "Tenemos que apagar inmediatamente nuestros móviles, para que no suenen y no nos descubran. Luego esperamos. Yo, que soy musulmán, creyente, practicante, empiezo a recitar mi profesión de fe en árabe. Recito el Corán en mi cabeza. Pensé en mi familia, mi esposa, mis hijos", confiesa.
No fue hasta que escuchó los walkie-talkies en el pasillo que Khaled supo que el atacante ya se había ido. "Después de media hora más o menos", llega la policía en gran número e invade el lugar. "Entendí que era la policía cuando oí los walkie-talkies en el pasillo. Dije que estábamos en el baño, que éramos víctimas de lo que había pasado, que iba a abrir la puerta y a mostrar las manos". Al salir del baño, él y su compañero de infortunio fueron detenidos por la policía. "Nos encontramos esposados, en el suelo, durante una hora", recuerda Khaled. "Nos consideraban sospechosos, es normal. Entiendo perfectamente la reacción de la policía en ese momento después de lo que acababa de pasar. No podía hacer otra cosa dadas las circunstancias". Después de ser interrogados en la comisaría, los dos hombres fueron puestos en libertad.
Khaled sale de esta prueba completamente traumatizado. "Fui a ver a mi médico, que me puso de baja. Pedí dos semanas, quería darme más visto mi estado. Pero quería superar esta prueba, aunque es difícil. No quería caer en una fobia al lugar, al barrio. Aunque por las noches recuerdo las escenas, me vienen detalles a la cabeza. Al mismo tiempo, intento combatir el estrés y la angustia". Ha vuelto al trabajo esta semana, pero sigue angustiado. "Sobre todo cuando tengo que bajar la basura y volver hacia la salida, la misma que tomé el 16 de octubre hacia las 7 de la tarde. Cuando salgo del ascensor, me detengo, escudriño la recepción antes de avanzar. Es muy complicado", testifica quien a veces se va por el aparcamiento para evitar el lugar exacto de la tragedia.
*Nombre modificado
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