La corrupción en Marruecos : el cáncer que desafía la estrategia nacional

A pesar de la adopción en 2015 de la estrategia nacional de lucha, la corrupción no retrocede en Marruecos debido a las principales resistencias encontradas, tanto a nivel intraestatal como en el conjunto de la sociedad, y en particular en el ámbito económico. Ahmed Bernoussi, secretario general de Transparency Maroc, dibuja un panorama sombrío.
"La corrupción en Marruecos se ha vuelto endémica desde hace años. Afecta a todos los sectores económicos y administrativos, públicos y privados", precisa de entrada Ahmed Bernoussi, secretario general de Transparency Maroc, en una entrevista concedida a Challenge. Para respaldar sus palabras, se basa en los índices de percepción de la corrupción editados por Transparency International desde hace más de 20 años y en las recientes encuestas realizadas por la Autoridad Nacional de Integridad, Prevención y Lucha contra la Corrupción (INPPLC). "El sector de la salud sigue siendo el más afectado por la corrupción, seguido de los partidos políticos, el gobierno, el parlamento y los sindicatos", revela la encuesta realizada en 2022 por la INPPLC entre los ciudadanos.
Según esta encuesta, "la corrupción está ampliamente extendida en los ámbitos de los reclutamientos, los nombramientos y la evolución de la carrera en el sector público. También está muy extendida en los ámbitos de las ayudas sociales, la concesión de licencias, dispensas y autorizaciones excepcionales". Afecta "a una de cada cuatro personas entre los ciudadanos residentes". Según Bernoussi, los sectores más afectados por estas prácticas son la gendarmería, el transporte, la policía, la salud en el sector público, la justicia, el urbanismo, la vivienda y los bienes raíces en el sector privado, así como los caídes y los pachalatos. Asimismo, la encuesta entre los empresarios mostró que "el 68% considera que la corrupción está extendida o muy extendida en Marruecos", precisa.
El responsable de Transparency Maroc también señala que la corrupción hace perder a Marruecos entre el 3 y el 5% del PIB, es decir, cerca de 50.000 millones de dírhams, lo que se traduce en el deterioro de la calidad de los servicios sociales : salud pública, educación..., según las estimaciones del Banco Mundial. Sin embargo, en diciembre de 2015 se adoptó oficialmente una estrategia nacional de lucha contra la corrupción. Diez años después, "esta estrategia ha sido prácticamente congelada por falta de voluntad política de implementarla", observa Bernoussi. La comisión nacional encargada de supervisar su aplicación se ha reunido 2 veces en 8 años, cuando el decreto de su creación estipulaba que debía convocarse al menos 2 veces al año.
Bernoussi ha dado a conocer que la evaluación de su implementación por parte de la INPPLC es mixta en sus informes de 2022 y 2023. "Sin embargo, en 2018 se promulgó la ley 31-13 sobre el derecho de acceso a la información. Es una implementación del artículo 27 de la Constitución que estipulaba este derecho. Lamentablemente, esta ley contiene varias excepciones que han demostrado sus limitaciones en 7 años de ejercicio", explica. La promulgación de esta ley permitió un salto para Marruecos en el índice de percepción de la corrupción en 2018 : Marruecos obtuvo una puntuación de 43/100 y se clasificó en el puesto 73 entre 180 países. "Pero el congelamiento de la estrategia no ha dejado de hacer retroceder a Marruecos anualmente en el índice de percepción de la corrupción", observa el responsable de Transparency Maroc, precisando que en 2023 el reino obtuvo una puntuación de 38/100 y retrocedió al puesto 97 a nivel mundial, es decir, un retroceso anual de 1 punto y 5 puestos en el ranking mundial.
La lucha contra la corrupción se ve obstaculizada por las principales resistencias encontradas, tanto a nivel intraestatal como en el conjunto de la sociedad, y en particular en el ámbito económico. "Las resistencias a nivel intraestatal se manifiestan por la falta de coherencia de las acciones entre los diferentes departamentos, especialmente entre el gobierno y los organismos de control y buen gobierno. Los informes de estos últimos son ignorados, cuestionados y desacreditados : Consejo de la Competencia, INPPLC, Corte de Cuentas...", explica Bernoussi. Mientras que el ciudadano solo aspira a disfrutar de sus derechos legítimos y acceder a servicios públicos de calidad en buenas condiciones, sin verse obligado a "pagarlos de manera ’informal’".
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